Ana Rossetti: “La poesía hay que extraerla de lo que tenemos alrededor, más que de grandes experiencias”.
La escritora Ana Rossetti (San Fernando, Cádiz, 1950) viajó el martes 26 de noviembre a Alcañiz para participar en el XII Curso Interdisciplinar de Humanidades del Instituto de Estudios Humanísticos (IEH). Con su voz y palabras, Rossetti encandiló a un auditorio entregado, en un diálogo literario con el profesor de Literatura Española de la Universidad de Colorado (EEUU) Antonio Pedrós Gascón. Ambos conversaron sobre las publicaciones de la gaditana, fundamentalmente las poéticas, y avanzaron que están trabajando en la revisión de textos para una próxima edición de su obra completa.
En su visita a Alcañiz, Rossetti llenó de calidez el Auditorio del Palacio Ardid, sede del XII Curso Interdisciplinar de Humanidades del Instituto de Estudios Humanísticos. La poetisa, dramaturga, novelista y actriz se ganó la admiración y, sobre todo, el afecto de quienes acudieron a la sala alcañizana para asistir a su diálogo con el profesor Antonio-Pedrós Gascón. Durante cerca de dos horas, Rossetti y Pedrós-Gascón desgranaron el universo literario de la gaditana, con especial énfasis en el apartado poético; hablaron de vocación, inspiración, constancia, tesón y espíritu de superación como claves de una obra que, aunque la modestia de la autora le impidiera expresarlo en público, es un referente internacional cuando se habla de literatura española contemporánea.
En los temas que le inspiran, la autora fue muy clara: “la poesía hay que extraerla de lo que tenemos alrededor”. Dijo que hay poesía en todo, incluso en lo más insospechado, y recordó la ocasión en que, con una revista americana en la mano, trazó a mano “como un graffiti” uno de sus poemas más conocidos sobre un anuncio de calzoncillos de una conocida marca, con un modelo masculino de lo más sugerente. Al hilo del tema, Rossetti se molestó ligeramente, con un enfado irónico de los que mueven a sonrisa más que a polémica, al explicar que a menudo se vincula su obra –o una gran parte de ella- excesivamente con el erotismo, y se buscan interpretaciones sexuales y sensuales en las imágenes que evocan muchos de sus poemas. “Por ejemplo, cuando escribo sobre flores, sólo son eso, flores, no hay vínculos más allá, por más que una inofensiva flor pueda resultar excitante”.
La poetisa leyó, con una voz cálida y aterciopelada, y con la maestría de talento innato y de tres décadas de experiencia, algunos de sus poemas más queridos, que suelen coincidir con los más conocidos y admirados. Al evocar el mundo floral declamó ‘Cibeles ante la ofrenda anual de tulipanes’ y demostró que “para escribir poemas no hay que vivir necesariamente grandes experiencias, las cosas más sencillas, como los tulipanes, pueden ser la mejor inspiración; estamos inundados de poesía a nuestro alrededor, y no lo sabemos captar”. Reivindicó también la necesidad del género literario conversado el 26 de noviembre en Alcañiz: “para que haya equilibrio, es necesario hacer poesía y, en medio, oír el ruido del mundo que te rodea”.
Sobre el universo editorial, la sanfernandina expresó algunas críticas: “las editoriales que publican muchos premios se devalúan, porque no todas las obras premiadas son fieles a un criterio de edición”. Y en cuanto a proyectos propios actuales y futuros citó trabajos de poesía social y la revisión de su obra completa, con Antonio Pedrós-Gascón, en vistas a una edición íntegra que pueda ser, según el profesor de Literatura Española en la Universidad de Colorado (EEUU) “un manual de referencia para estudiar y conocer, sin los errores de algunas ediciones, la obra de una de nuestras grandes escritoras contemporáneas”.