Durante este siglo la arquitectura pone de manifiesto la acumulación de capital en manos de las más importantes familias alcañizanas. Lo más destacable de él es la proliferación de las casas solariegas y, en especial su edificio representativo la Casa Consistorial, importante edifico de la arquitectura civil aragonesa, que configura definitivamente un espacio urbanos de vital importancia para Alcañiz: la plaza, en la encrucijada que tan inteligentemente organizaron los alcañizanos del siglo XIII.
Austeridad, atonía económica, introspección religiosa. Las órdenes religiosas se establecen en Alcañiz: conventos del Carmen y de las Dominicas.
A mediados del siglo XVII se construye el colegio Valeriano, que monopolizará la educación de los alcañizanos.
En 1652 Felipe IV el título de Ciudad.