Dice Fray Tomás Ramón ( Apuntes sobre Alcañiz, manuscrito del siglo XVII): Se aumentó y creció la población primera hasta y comprender la calle que llamamos de los Clérigos, hoy Santa Pau, en sus dos aceras, con la que está la de Infanzonía según se sale a la torreta de Val, y conforme prosigue la muralla hasta el portal de San Antonio ( hoy plaza Mendizábal). Esta población está amurallada y se desarrolla en torno a dos ejes sensiblemente perpendiculares: calle Mayor- Alejandre, y calles Teatro- Subida de la Encomienda. En el sector comprendido entre la calles Mayor y del Teatro se construye la colegiata de Santa María la Mayor, que se convertirá, a partir de entonces, en la primera iglesia alcañizana.
Extramuros de la ciudad, en el arrabal, se consolida en torno al barrio del Pueyo una población marginal constituida, principalmente, por judíos. También aparecen pequeños asentamientos moriscos bajo el cabezo de Santa María.
En el siglo XIV se finalizan las obras de construcción de la colegiata y de su espléndida torre gótica, que aún se mantiene. Se construye la torre del Homenaje del Castillo cuyas paredes interiores se decoran con hermosas pinturas que aún podemos contemplar. Al otro lado del río, junto al puente, edifican los Dominicos el primer convento de Alcañiz.
La sucesión de la crisis sucesoria, creada tras la muerte de Martín I con la instauración de la dinastía castellana de la casa de Antequera, y la superación definitiva del problema musulmán, preparan el ambiente adecuado para un desarrollo económico de extraordinaria importancia urbanística de la ciudad. Lo militar cede al impulso de lo civil. El edificio más importante que se construye en Alcañiz en este siglo es el de la Lonja, símbolo orgulloso del nuevo sentir ciudadano. Durante el primer tercio del siglo la población experimenta un crecimiento del 25 %, cuyo asentamiento exige la realización de un nuevo ensanche en la zona norte, ocupando el espacio existente entre al ciudad y el río, trazando sus calles en retícula, sin otro preocupación que la de conseguir mejores condiciones de vida para sus vecinos. Así nacen, en un único recinto, dos barrios separados por la calle Mayor: Almudines y Santiago.
El espacio urbano resultante será suficiente para satisfacer las necesidades de Alcañiz hasta este siglo.