Un total de 177 toneladas de hormigón servirán para compactar los espacios perforados por cerca de un centenar de pilotes que guiarán la cimentación, estabilización y sujeción del cerro Pui Pinos en su vertiente suroeste, la que sufrió un desprendimiento del que este mes de abril se han cumplido seis años. Todo ese material inyectado en el cabezo alcañizano sostendrá la instalación de tres pantallas protectoras con las que concluirá la parte más delicada de estas obras, iniciadas hace nueve meses y que tienen un cálculo de ejecución de alrededor de cinco más, para finalizar este próximo mes de octubre. Un total de 5,3 millones de euros se están invirtiendo en esta fase, de la que aproximadamente se encuentran certificados un 43% -37 pilotes ya instalados- y para cuya financiación completa el Gobierno de Aragón ha aprobado resolución esta misma semana a través del FITE. El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, la consejera de Presidencia, Mayte Pérez, y el alcalde de Alcañiz, Ignacio Urquizu, han efectuado esta mañana de sábado visita a los trabajos.
Dos son los puntos de atención prioritaria en estos momentos: lo primero, en el entorno de la muralla del Cuartelillo, se están llevando a cabo labores de recalce para reforzar el asentamiento de los pilares, sostenidos sobre material muy inestable. Bajo la supervisión de técnicos de Patrimonio del Gobierno de Aragón, este reto se coordina con el otro gran objetivo, la perforación de los pilotes, que terminarán siendo cerca de 90 frente a los 37 ya excavados. En total, más de cuatro kilómetros de horado sobre el que se depositarán esos 177.000 kilos de hormigón. “Estamos hablando de la obra de ingeniería más importante de la historia de Alcañiz”, refiere el alcalde Ignacio Urquizu, “que acabará en un espacio donde no haya ningún tipo de peligro de que se produzca un nuevo derrumbe”.
Y donde quedará reforzado un espacio patrimonial y monumental protegido, la muralla superior de Pui Pinos, en el Cuartelillo. La solución en la que se está trabajando allí incluye, aparte de la propia cimentación de los pilares, la instalación de algo más de cien metros de viga metálica que abrazarán el inestable terreno donde se asientan el muro y las arcadas. Se acometerán en dos tramos, uno en la propia base del muro, el otro seis metros más abajo. “Estamos hablando de una intervención muy compleja con la que hemos podido dar respuesta al mayor problema de Alcañiz en los últimos años, dotando de seguridad al entorno, asegurando los elementos patrimoniales y planificando la movilidad del futuro en el casco histórico de Alcañiz, gracias al acompañamiento del Gobierno de Aragón”, precisa Urquizu.
La estabilización del cerro concluirá a la vuelta de este próximo verano, y convive ya con el tráfico habitual de Alcañiz desde la reapertura del Corcho realizada esta misma semana, después de ocho meses de interrupción. Las primeras labores, durante los primeros meses de ejecución, se centraron en la demolición de material del propio cerro, aquellas partes que quedaron más dañadas tras la tormenta del verano pasado, una limpieza y desescombro que permitió dibujar espacios diáfanos paralelos a Muro de Santiago con los que se pudo abrir espacio de trabajo para desescombrar e instalar esos primeros 37 pilotes de refuerzo.
En total, 41.000 metros cúbicos de excavación de emergencia, que obligó a cortar la circulación desde el pasado mes de septiembre para asegurar la seguridad de la población. “Ya en los años 80 había informes que advertían del estado del cerro”, recuerda el alcalde de Alcañiz, Ignacio Urquizu, “y que aconsejaban su aterrazado. Lo que hemos hecho desde un punto de vista político, simplemente, es seguir estos consejos y conseguir la financiación necesaria para que al Ayuntamiento no le cuesten dinero”. Las ayudas para obras de emergencia tras la tormenta del años pasado y las convocatorias del FITE han permitido acometer el refuerzo del cerro que hoy continúa.
A la finalización de estos trabajos de emergencia, Pui Pinos quedará preparado para albergar un nuevo vial que reconfigurará la zona por completo, comunicará los barrios del casco histórico de Alcañiz, mejorará la seguridad y la accesibilidad de todos los edificios de la zona, y tendrá un impacto igualmente positivo en la absorción de lluvias y posteriores problemas meteorológicos. Para ello, no obstante, todavía queda un camino. “Para la fase posterior, la reurbanización del entorno, hay que elaborar el proyecto, buscar la financiación correspondiente y presentar la obra a un consejo de ciudad, como hemos hecho con las grandes actuaciones que Alcañiz precisa”, explica el primer edil alcañizano. “Y eso será cosa de la siguiente legislatura; hablamos de la obra más importante de Alcañiz en décadas, y queremos que se haga con el máximo consenso político y en un diálogo constante con los vecinos”.