La riada trágica de 1936 se llevó por delante la primera biblioteca pública creada en Alcañiz, en diciembre de 1935, por la Junta de Intercambio y Adquisición de Libros para Bibliotecas Públicas.
Con anterioridad a la República, Alcañiz tuvo importantes bibliotecas familiares según cuenta Domingo Gascón y Gimbao en su artículo Una rápida visita al archivo parroquial y a las bibliotecas de Alcañiz, publicado en la Revista Aragón, en octubre de 1905.
La demanda de una biblioteca pública la encontramos ya, a finales del siglo XIX, entre las "empresas patrióticas" que propone Eduardo Jesús Taboada en un curioso cuestionario que publicó como conclusión de su libro Mesa revuelta (1898).
Mención aparte merece, en los años anteriores a la guerra civil, la biblioteca del colegio de las Escuelas Pías de Alcañiz que, sin ser pública en el sentido actual de la palabra, debió ejercer una positiva labor entre los alumnos del colegio, principalmente en cuanto a las humanidades y en la valoración de los fondos locales, según podemos deducir del artículo del R.P. Manuel Ovejas Martínez El colegio de las Escuelas Pías de Alcañiz, Teruel (1958).
La biblioteca creada en diciembre de 1952, en el Instituto de Enseñanza Media y Profesional "Cardenal Ram", no fue en sentido estricto una biblioteca pública, responsabilidad que no podía ser asumida por el centro de enseñanza.
En marzo de 1982 se abre la biblioteca pública en un pequeño local dentro de la Lonja de Alcañiz, ocupando parte de unos viejos calabozos, con lo que, de alguna forma, se cumplía aquel viejo aserto de Concepción Arenal cuando dijo: "Cada biblioteca que se abre es una cárcel que se cierra". Con algunos fondos recuperados de la vieja biblioteca de la Junta y un lote fundacional del desaparecido Servicio Nacional de Lectura, de poco más de 2.000 volúmenes, comenzó su andadura, en un local que al poco tiempo se reveló insuficiente. La Biblioteca de Alcañiz desde entonces ha sido algo más que una biblioteca pública. A pesar de sus siempre escasos medios, pero con la firme decisión cultural de las sucesivas corporaciones municipales, se ha implicado sin abandonar las tareas propias de la biblioteca en la promoción del teatro, la música, el cine o las artes plásticas.
Finalmente, en marzo de 2007, veinticinco años después de la primera ubicación en la Lonja, abrió sus puertas la nueva biblioteca pública en el Palacio Ardid, donde comparte espacio con el archivo municipal y el Instituto de Estudios Humanísticos.