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La expulsión de los moriscos en  1609 (en 1610 la de los aragoneses) supuso una quiebra económica sin precedente, pues era ésta una comunidad de buenos artesanos y agricultores.

La guerra con Cataluña en 1640 será también una gran carga para Alcañiz y su comarca, que tendrá que contribuir con hombres y dinero a esa contienda civil.  Como recompensa, Felipe IV concedió a Alcañiz el título de “Ciudad” en 1652.

En el siglo XVIII se inicia con la guerra de Sucesión, que instaura la dinastía borbónica y con ella la monarquía absoluta en España.  El país se divide entre partidarios de Felipe V y del archiduque Carlos.  Alcañiz, al igual que el resto de Aragón, en diciembre de 1705 tomará partido por don Carlos.  No obstante, la ciudad y su comarca caerán en manos de las tropas de Felipe V.  Con la supresión de los fueros aragoneses, en 1707, se produce una honda transformación en el sistema administrativo del reino: desaparece el Justicia, las Cortes, la Diputación, el Virrey, y se crean trece corregimientos, de los que el de Alcañiz, después del de Zaragoza, será uno de los más extensos y de mayor población.  Esta división territorial perdurará hasta la división provincial de 1833.

Los impulsos de las minorías caracterizan la segunda mitad del siglo XVIII.  Serán impulsos que Alcañiz y el Bajo Aragón reciban gracias al espíritu reformista de la Sociedad Económica Aragonesa.  Un ejemplo bien claro de esto fue la solicitud del “Consejo” para el establecimiento de los Escuelas Pías en Alcañiz.

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