Próxima a la población, en un pequeño montículo. Diversos autores insisten en la existencia en este lugar de una de las sinagogas que poseyeron los judíos de Alcañiz. Tras la conversión de éstos a la fe cristiana, pasó a ser la ermita de la Anunciata o de la Encarnación.
Durante la guerra de Independencia la antigua ermita se destruyó, reedificándose alrededor del año 1860. El edificio tiene un pequeño pórtico. Contiene tres pinturas de Gregorio Villalengua Funes, pintor nacido en Zaragoza en 1886 y afincado en Alcañiz.