Dentro de las fiestas y tradiciones alcañizanas destaca sin duda la Semana Santa. Como el resto del Bajo Aragón, también Alcañiz está caracterizada por el toque generalizado e ininterrumpido del tambor y del bombo por las calles, a la vez conmemoración religiosa y tradicional.

A nivel comarcal supone un elemento cultural unificador, pero los municipios que integran la Asociación “Ruta del Tambor y del Bombo” intentan personalizar su celebración con signos y actos originales.

En Alcañiz el color de las túnicas es azul, diferente a todos los demás pueblos. No se toca el bombo, sólo el tambor, y tampoco se rompe la hora, acontecimiento central en otros lugares, sino que los vecinos salen de sus casas hacia el mediodía del Viernes Santo sin cesar de palillear, concentrándose en la plaza hasta que sale la procesión del Pregón, en la que se disponen formando dos filas. La percusión semanasantista alcañizana tiene su origen en la iniciativa que llevó a cabo fray Mateo Pestel, cuaresmero de la hoy ex colegial de Santa María la Mayor, en 1678, cuando se celebró por primera vez la procesión del Pregón, encabezada por tres penitentes con trompeta, campanas y timbales.

Andando el tiempo se incorporaron matracas y los tambores que al final se impondrían. En la ciudad se celebra una peculiar procesión del Domingo de Pascua conocida como de Las Palometas, en la que se sueltan doce palomas blancas, al abrirse una especie de granada articulada, como signo de la Resurrección de Cristo. Las cofradías son muy extensas. La más antigua es la del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo, que data de 1628, año en que fue erigida por el papa Urbano VIII.


El día de San Jorge, 23 de abril, se disfruta desde 1996 del espectáculo al aire libre conocido como el Vencimiento del Dragón, creación basada en la leyenda por la cual Pedro I conquistó Huesca (batalla de Alcoraz, 1096) a los musulmanes con la ayuda milagrosa del santo. Es  la lucha entre el bien (San Jorge) y el mal (dragón), triunfando la bondad y la tolerancia frente al odio no mediante la espada sino con un ramillete de flores. De ahí que se pretenda recuperar una antigua tradición por la que los hortelanos de Alcañiz regalaban a su amada en este día un ramo de flores silvestres, el “ramo del bienquerer”. El fin de semana anterior o posterior a San Jorge, tiene lugar un mercado medieval.


De entre las romerías que celebran los alcañizanos a lo largo del año, el Domingo del Voto a la ermita de la Virgen de Pueyos cuenta con una tradición más que centenaria. El 25 de abril de 1738 el concejo de la ciudad hizo voto de acudir una vez al año a Pueyos en acción de gracias a la patrona por haber librado a Alcañiz de la sequía y así salvado las cosechas. El último domingo de abril se celebra la romería y cada año una quinta se ocupa del cuidado del santuario. Otra romería a este santuario se celebra el 9 de septiembre, presidida por el Ayuntamiento, Cofradía y Clero, coincidiendo con las fiestas patronales celebradas en honor a la Virgen de los Pueyos y del Ángel Custodio la segunda semana de septiembre.


A la ermita de Santa Bárbara se acude el 6 de agosto, fiesta de la Transfiguración, además del 4 de diciembre, festividad de Santa Bárbara.


El carnaval comienza con la fiesta del choricer, el jueves lardero (jueves anterior al Miércoles de Ceniza). En esta celebración pagana cristianizada se sale al campo por cuadrillas y se come chorizo.

Las fiestas patronales suelen ser las más multitudinarias, y las que concentran, en unos pocos días, mayor cantidad de actos, como verbenas, folclore y juegos tradicionales, romerías y procesiones, ágapes populares… En Alcañiz las fiestas están dedicadas a la patrona, la Virgen de los Pueyos, y al patrón, el Angel Custodio. Estas se llevan a cabo del 8 al 13 de septiembre.

De memoria ancestral, y relacionadas posiblemente con ritos prerromanos, son las numerosas fiestas protagonizadas por el fuego y las hogeras. Muchas de ellas tienen lugar entre San Antón ( 17 de enero) y San Sebastián ( 20 de enero).

 

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